Una gran dosis de talento, algo de ingenio y una pizca de creatividad. Esta es la fórmula con la que el arpista y luthier Roberto Sir ha seducido a los públicos más exigentes del país.

Oriundo de Bella Vista, este músico por naturaleza le ha dedicado al arpa tanto como a su vida misma. O aún más. "Es que el arpa es mi vida", sostiene mientras toca las cuerdas del instrumento que fabricó hace unos meses para participar del VI Encuentro Latinoamericano de Arpas Indias de América "Mishquila", que se realizó días atrás en Santiago del Estero. "Allí nos reunimos arpistas de toda la región. Incluso tuve la posibilidad de actuar con algunos de los más renombrados intérpretes. Hasta me eligieron para cantar la 'Zamba del grillo' de Atahualpa Yupanqui, acompañado por otros nueve músicos", cuenta orgulloso. "Debo ser el primer arpista que además de tocar, canta", agrega entre risas.

Sobre su joya más preciada, el arpa, Sir relata que la confeccionó exclusivamente con maderas tucumanas. Los laterales y la consola son de nogal de Tafí del Valle, la tapa es de pino elioti (que es la madera que se usa para fabricar los cajones de verduras) y parte del mástil está hecho con algarrobo de Atahona. Las rejillas en las que se ubican las cuerdas en el clavijero o consola están hechos de hueso tallado por el mismo Sir, en lugar de ser de acrílico, lo que le da al sonido un brillo particular. "Esta es un arpa diatónica del tipo paraguaya, aunque yo adapté la consola. Utilicé clavijas de charango en vez de las que se usan normalmente en las arpas. Me resultan más cómodas y desafinan menos", comentó Sir, que vive esta profesión con pasión. A tal punto que está a punto de iniciar uno de sus proyectos más ambiciosos: la construcción de un arpa diatónica que se pueda convertir en cromática. Según explicó, existen dos tipos de arpas, las diatónicas (que se usa para interpretar música folclórica latina) y las cromáticas, utilizadas para conciertos clásicos. La diferencia está no sólo en el sonido (el del arpa crómática es más apagado), sino también en su peso (la cromática alcanza alrededor de 34 kilos, porque posee un pedal).

"Sin embargo, es posible que un arpa diatónica suene como cromática. Sólo hay que instalar un artefacto en la zona donde van las clavijas. Ya lo tengo diseñado. Sólo hay que empezar la construcción", señaló con orgullo el músico, que también es docente.